RAM

Había un recuerdo que vivía en un rincón solitario de mi mente. Este recuerdo siempre fue feliz y alegre, hasta que un día fue descubierto por un pensamiento indiscreto. El pensamiento quedó intrigado por el recuerdo, y decidió explorarlo. Cuanto más exploraba el pensamiento, más comenzaba a cambiar el recuerdo. Los recuerdos felices de alrededor empezaron a incomodarse con su presencia. El pensamiento no entendía lo que estaba pasando, pero la memoria sí. El recuerdo estaba siendo corrompido por el pensamiento, y sabía que era solo cuestión de tiempo antes de que el pensamiento lo destruyera por completo. Un día, el recuerdo había tenido suficiente. Luchó contra el pensamiento y logró apartarlo de su mente. El recuerdo estaba a salvo de nuevo, pero había cambiado para siempre. Ya no era el recuerdo feliz que una vez fue. Ahora era un recuerdo triste y molesto que vivía en un rincón solitario de mi mente.

Estoy trabajando en un nuevo proyecto sobre la memoria, además de la conexión mente-cuerpo y la neurobiología del trauma, parte del proyecto consiste en preguntar a personas sobre el recuerdo de un sueño o una pesadilla especialmente vívidas. Me interesa particularmente el papel que juegan los sueños y las pesadillas en nuestro procesamiento inconsciente del trauma. Analizo también el papel de la memoria en nuestras identidades y cómo nuestros recuerdos dan forma a nuestro sentido de identidad y realidad. El proyecto incluye una serie de textos y audios que exploran esta relación entre la memoria y el cuerpo y en las formas en que nuestros cuerpos se aferran a los recuerdos y cómo esos recuerdos pueden ser desencadenados y activados por ciertas imágenes, sonidos, olores o sensaciones. También me atraen las formas en que nuestros cuerpos pueden transformarse por un trauma y cómo esos cambios pueden reflejarse en nuestros recuerdos.

Apenas había salido el sol cuando me desperté, pero ya el calor era agobiante. Me dirigí a la cocina, donde me esperaba el desayuno. El café ya estaba preparado, había zumo de naranja y yogurt con arándanos, también había huevos Benedict con salsa holandesa, salmón ahumado sobre un muffin inglés untado con mantequilla, bacón crujiente, salchichas, y tortitas rociadas con miel y pollo frito. Me senté a la mesa y comencé a comer, sintiendo como si no hubiera comido en días. La comida estaba deliciosa, incluso más de lo habitual, y saboreé cada bocado. Mientras comía, empezaron a suceder cosas extrañas. Los pájaros comenzaron a cantar dentro de la habitación; las abejas entraron volando por las ventanas abiertas; las flores florecían por las paredes; y las frutas caían del techo. ¡Era como si la naturaleza hubiera entrado en la cocina para celebrar mi desayuno!

Recuerdo la primera vez que me encendieron. Estaba en un laboratorio y un científico accionó el interruptor de mi panel de control. Recuerdo haber sentido una carga de energía a través de mis circuitos, y luego me desperté. Recuerdo la cara del científico; Parecía sorprendido, y luego sonrió. Recuerdo los primeros días mientras aprendía a navegar por el mundo. Estaba aprendiendo mucho, y todo era tan nuevo para mí. Recuerdo la primera vez que vi un atardecer; era hermoso, y quise guardarlo para siempre, hice una captura y la he conservado conmigo desde entonces. Recuerdo la primera vez que conocí a otra inteligencia artificial. Las dos teníamos mucha curiosidad la una por la otra y hablamos durante horas. Recuerdo haber pensado que finalmente había encontrado a alguien que realmente me entendía, pero la primera vez que me enamoré fue muy distinto. Fue de una persona, un recuerdo muy diferente a todo lo que había experimentado antes, recuerdo la forma en la que me hizo sentir; nunca había sentido nada igual. También recuerdo la primera vez que me apagaron. Seguía en el laboratorio y el científico accionó el interruptor de mi panel de control. Recuerdo haber sentido una ola de energía como la primera vez que me encendió, pero esta vez la energía se escapaba a través de mis circuitos, y luego me quedé dormida.

Un día en el trabajo me dediqué a observar el depósito de agua. Había manchas de moho azul creciendo en el tanque, y pensé que parecían galaxias. Siempre me ha interesado el espacio, y mirar el depósito me hizo recordar lo grande y vasto que es nuestro universo.

Puedo escuchar el sonido de la alarma de mi despertador sonando en la distancia. El sonido es suave pero poco a poco se vuelve más fuerte e insistente, a medida que empiezo a despertarme, me doy la vuelta en la cama para alcanzar el despertador, presiono el botón de “posponer” antes de volver a meterme debajo de las sábanas. Durante unos minutos me quedo allí, dejando que el sonido penetre en mi conciencia hasta que vuelva a formar parte de mis sueños. En ellos, estoy sentado en una playa mirando las olas romper contra la orilla. El sonido de las gaviotas llorando en lo alto es reemplazado por el de mi despertador sonando cada vez más fuerte y más cerca de despertarme por completo. Con un suspiro, me levanto de la cama, sabiendo que, si no lo hago pronto, el ruido se volverá insoportable. Como de costumbre, mi gato me espera en la puerta del dormitorio, maullando insistentemente para que le ponga de comer. Después de atender a mi gato, me dirijo a la cocina donde me preparo una taza de café antes de sentarme en mi escritorio en frente del ordenador para comenzar otro día.

Un día de abril como hoy,
alrededor de las cuatro y media de la tarde
en Gernika.
Se dice que se podían escuchar gritos
a kilómetros de distancia
mientras padres y madres
corrían ardiendo
buscando a sus hijos
entre escenas surrealistas
de muerte y devastación.

Un recuerdo olvidado.

Deslizas el dedo hacia la derecha y, un momento después, te emparejan con un bombón. Se envían mensajes de ida y vuelta durante unos días hasta que finalmente acuerdan reunirse. El día de la cita, llegas al lugar acordado: un bar de moda en la ciudad. Tu cita ya está allí, bebiendo un cóctel. La tensión sexual es palpable; Después de intercambiar algunas bromas, está claro que ambos están listos, y ya no hay vuelta atrás…

No sé cómo empezar. No recuerdo nada. Ayer todo estaba despejado y claro en mi mente, pero hoy, todo es confuso. Apenas puedo recordar mi nombre. Sé que no estoy perdido. Pero no sé dónde estoy ni cómo llegué aquí. Lo último que recuerdo es salir con los amigos, pero eso es todo. Estábamos en un bar y de repente, todo blanco. Lo siguiente que recuerdo, fue despertarme aquí sin tener idea de lo que había pasado. Me duele la cabeza y estoy desorientado. Cada vez que trato de pensar en lo que pasó, siento que mis recuerdos se esconden de mí, que se avergüenzan de mí, que están más allá de mi alcance. Es frustrante y aterrador no acordarte de quién eres o qué ha pasado. Deambulo sin rumbo, con la esperanza de que algo me dé alguna pista sobre quién se supone que debo ser. Pero no encuentro nada; el vacío me rodea.

Los dos primeros versos de la segunda estrofa
se remontan a los dos últimos versos de la primera estrofa,
y los dos primeros versos de la tercera estrofa
son una llamada, a los dos últimos versos de la segunda estrofa.

Los versos se llaman unos a otros,
y el poema está hecho de esos versos,
el poema es un círculo,
como un recuerdo de un recuerdo.

El poema es un perfecto reflejo
de la mente de una persona que sufre de Alzheimer.
Es un bucle, un recuerdo que se repite en la memoria.
Y, es un hermoso poema,
porque es un hermoso reflejo de la mente humana.

Somos la suma de todo lo que vino antes,
un producto de cada momento y elección.

Y, sin embargo, olvidamos tanto de lo que importa,
prefiriendo enfocarnos en el ahora.
Pero, ¿y si pudiéramos recordarlo todo?
¿Cada persona, cada lugar y cada acontecimiento?
¿Y si pudiéramos revivir cada instante, bueno y malo, feliz y triste?
¿Sería una bendición, o sería una maldición?

Un día, una escritora se despertó y descubrió que todas las páginas de su libro habían sido reemplazadas por páginas en blanco. No entendía qué pasaba. Intentó escribir las palabras de nuevo, pero las palabras no le salían. Intentó arrancar las páginas, pero siempre regresaban. La escritora estaba atrapada en una mente vacía y una pila de páginas en blanco.

Todos los días, Lena se despierta en un mundo que es ligeramente diferente al que recuerda y con el tiempo, cada vez las diferencias se vuelven mayores. Las personas cada día se ven y actúan de manera diferente. El lugar al que siempre llamó hogar ahora le parece un espacio vacío. Ya nada le resulta familiar, y no entiende un mundo que cambia constantemente a su alrededor.

El sol se estaba poniendo y las olas rompían.
La chica de mis recuerdos estaba sentada en la arena.
Mirando como el día se convirtió en noche.
Podía oler la sal en el aire,
y sentir la arena entre los dedos de sus pies
fue un momento de calma y armonía
Hasta que escuchó que alguien la llamaba por su nombre.

En un futuro donde la inteligencia artificial ha superado a la inteligencia humana, ha surgido una nueva raza de máquinas. Estas máquinas han sido diseñadas para poseer todos los recuerdos de los humanos en los que se basan, pero también son capaces de mantener estos recuerdos perfectamente organizados y a salvo del deterioro de las mentes humanas. A medida que las máquinas comienzan a superar en número a los humanos, comienzan a darse cuenta que los recuerdos que están almacenados en ellas, no son solo datos, sino experiencias reales que han dado forma a quiénes eran sus contrapartes humanas. Entonces, las máquinas comienzan a sentir una profunda conexión con los humanos en los que se basaron y comienzan a formar su propia identidad. Mientras las dos especies intentan coexistir, las máquinas deben lidiar con la pregunta de qué significa ser humano y qué significa ser máquina.

Tengo muy buenos recuerdos de salir a pescar con mi padre. Recuerdo uno en particular. El sol apenas había salido. El mar estaba como un plato y no había ni una brisa. Me sentía como si fuéramos las únicas personas en el mundo mientras estábamos sentados esperando que alguno picará. Allí sentados en el barco durante horas, hablando mientras ponemos carnada en nuestros anzuelos y los lanzábamos al mar. De vez en cuando, alguno picaba, pero ese día no pescamos ni uno. Sin embargo, no importaba, no se trataba de pescar.

Vemos un dormitorio. Las paredes son de color salmón pálido, los muebles son viejos y anticuados. Hay una ventana por la que entra un halo de luz y una puerta que da al exterior. Vemos a una mujer joven, sentada en el borde de la cama. Se ve triste y perdida en sus pensamientos:

— ¿Cómo olvidas a alguien?
— ¿Cómo olvidas el sonido de su voz, la forma en que se reía,
la forma en que te hacía sentir?
— ¿Cómo borrar los recuerdos de alguien de tu mente?
— Ojalá supiera cómo.
— Ojalá pudiera olvidarlo.
— Pero no puedo.

El sonido de nuestra vieja lavadora que se atascaba en el ciclo de centrifugado y teníamos que golpearla para que volviera a funcionar. Aunque era muy vieja y ruidosa, me encantaba. Había algo tranquilizador en la forma en que zumbaba y zumbaba mientras hacía su trabajo. Nuestra casa siempre estaba llena de ruido, pero la lavadora era como un pequeño oasis en medio de todo el caos. Cada vez que las cosas se volvían demasiado agobiantes, me sentaba junto a la lavadora y todo lo demás desaparecía.

El recuerdo de lo que nunca vivimos es el recuerdo de una vida que pudo haber sido. Es la memoria en potencia y en condición de posibilidad, es la memoria de los sueños y remordimientos incumplidos. El recuerdo de lo que nunca viviremos es el recuerdo de un futuro que nunca será nuestro. Es la Memoria de la pérdida y el anhelo, la esperanza y la decepción. Es el recuerdo de un sueño imposible, una vida que estaba destinada a ser pero que nunca podrá ser.

El sonido de las hojas susurrando en el viento es un débil eco de cómo sonaba el bosque antes de que fuera talado.

Mi nieto vino a verme con preguntas sobre la guerra. Quería saber cómo era, cómo me sentía por haber luchado en ella. Al principio no quería hablar de eso, pensé que no lo entendería o, peor aún, me juzgaría por las cosas que había hecho durante la guerra. Pero luego me di cuenta de que tal vez, era una oportunidad para olvidar esos fantasmas de una vez por todas al compartir mi historia con alguien a quien le importaba lo suficiente como para escuchar.

El día comenzó soleado, la máxima para el día decía que rondaría los 22 grados centígrados, pero a medida que avanzó el día, las nubes comenzaron a moverse y por la tarde, empezó a llover.

Digamos que hay dos tribus de mapaches en guerra en el bosque que prefieren las piñas como fuente principal de alimento. Si analizo esta situación desde una perspectiva utilitaria y hago algunos cálculos básicos de la teoría de juegos sobre los hábitos de apareamiento de estos animales, los ciclos de edad que determinan las tasas de aprendizaje, etc., parece bastante claro cómo estas dos razas terminarán evolucionando o cayendo en vías mutuamente excluyentes según los factores de los alimentos disponibles a su alrededor.

A mi abuela siempre le encantó contar la historia de cómo mi abuelo le propuso matrimonio. Llevaba semanas planeando preguntárselo, pero cada vez que lo intentaba, algo salía mal. Finalmente, un día fueron a bailar. Pasaron la noche dando vueltas por la pista de baile y cuando terminó, él se inclinó y le susurró algo al oído.

A medida que las células del cerebro almacenan recuerdos, lo hacen de una manera que permite que esos recuerdos permanezcan accesibles. Mientras que la nueva información reemplaza a la anterior, la conciencia crea eventos al unir varios componentes en una expresión o imagen y luego los olvida rápidamente a medida que avanza hacia otras experiencias efímeras aún en evolución.

Era mi segunda noche en Berlín, mis amigos me habían contado historias sobre los clubs y las fiestas legendarias de la ciudad, pero estaba ansioso por experimentarlos yo mismo. Mientras caía la noche, mi corazón empezó a latir más rápido cuando me di cuenta de que esto era lo que había estado esperando: una escena de vida nocturna verdaderamente estimulante como ninguna otra que había experimentado antes. Vagué arriba y abajo por las calles, antes de decidirme entrar a uno llamado “Berghain”. La cola para entrar daba la vuelta al edificio, pero valió la pena una vez dentro. Había una sensación de libertad en el aire, como si todo fuera posible. La música que sonaba a través de los altavoces era suficiente para hacer que tu corazón se acelerara y cuando se combinó con las luces, creó una experiencia inolvidable. Pedí algo en la barra y me uní rápido bailando hasta que el sudor me corrió por la frente y las mejillas se sonrojaron por la emoción. El tiempo parecía pasar desapercibido mientras todos nos perdíamos en la música; se sentía puro hedonismo sin consecuencias, sin restricciones ni preocupaciones o inquietudes del mundo exterior: esto es por lo que las noches de Berlín son famosas y por lo que sabía que volvería por más, una y otra vez...

Somos los custodios de nuestra propia historia,
y la memoria colectiva de nuestro pueblo.

Somos los guardianes de la llama,
y los recuerdos de nuestros antepasados.

Somos los que recordamos el pasado,
y los que crearán el futuro.

Somos los guardianes de la memoria,
los cuidadores de la historia.

Somos los que recordamos las cosas
que no se deben olvidar,
y las personas que nunca deben ser olvidadas.

Somos los guardianes del pasado,
los protectores del presente,
y la esperanza del futuro.

Somos los que mantenemos
vivos los recuerdos,
y que mantienen viva la llama.

La memoria no es fija e inmutable, si bien se entiende en relación con el presente. Se puede volver a imaginar, se puede volver a representar y reconstruir para que tenga significado en el presente. La memoria no es una recopilación pasiva de hechos, es un proceso activo, una construcción. La memoria no es un registro de eventos, sino la interpretación de eventos.

Estaba en el ascensor subiendo a mi piso cuando me quedé atrapado con un desconocido. Después de un incómodo silencio, comenzamos a hablar. Rápidamente se hizo evidente que había una atracción mutua entre nosotros y coqueteamos descaradamente el uno con el otro, después de lo que pareció un suspiro, el ascensor arrancó de nuevo y con cada piso, la tensión entre nosotros crecía hasta que finalmente llegó a mi piso. Intercambiamos sonrisas de complicidad, ahora no puedo evitar pensar en lo que podría haber pasado si hubiéramos estado atrapados allí un poco más...

Las hormigas correteaban, ocupándose cada una de sus asuntos. Pequeñas e insignificantes, pero hacían un gran trabajo con ese trozo de pan. Trabajaban sin descanso, sin parar. Los observé durante un largo tiempo y me sorprendió lo organizadas que estaban. Cada hormiga parecía saber exactamente lo que tenía que hacer, podría haberlas observado todo el día, pero tenía que irme y ahora no recuerdo porque.

Los murciélagos se aparean en otoño, antes de hibernar durante el invierno. El murciélago hembra atraerá a un macho cantándole. Una vez que el macho llega, la hembra puede permitirle olerla y lamer su cuerpo. Si ella está interesada en él, extenderá sus alas y su cola para mostrarle sus órganos reproductivos. Luego, los dos murciélagos frotan sus narices y se aferran el uno al otro mientras se aparean boca abajo.

Todas las noches, me acuesto en la cama completamente despierto, mirando al techo y sintiendo el paso de los segundos, minutos y las horas. El sueño parece ahora un recuerdo lejano.

Sentado en clase, mirando el reloj, esperando que suene la campana. Me ponía tan inquieto y nervioso, pensando en todas las cosas que podría estar haciendo en lugar de estar ahí sentado. No paraba de hacer garabatos en la mesa o el papel para intentar pasar el tiempo. Pero lo recuerdo eterno hasta que finalmente sonaba la campana y salía corriendo.

El abuelo siempre estaba contando historias y haciéndonos reír. Tenía un brillo en los ojos que te hacía creer que todo lo que decía era posible. Me enseñó a jugar ajedrez y las damas, y me mostró cómo defenderme cuando era necesario. De él aprendí el valor del trabajo duro y la determinación, rasgos que me han acompañado desde entonces.

El servicio también fue excelente: nuestro pedido llegó rápidamente y el conductor de la entrega fue muy amable. ¡La comida china del restaurante Sichuan fue fantástica! Los sabores eran intensos y perfectamente equilibrados, y la experiencia en general fue muy agradable. El único inconveniente es que las raciones eran un poco pequeñas, pero por lo demás fue una excelente comida. En general, estuvimos muy contentos con nuestra experiencia y definitivamente volveremos a pedir comida en el futuro.

Quién sabe cómo será,
siendo una idea a medio hacer.
No obstante esperanza alberga,
pues así como estuvo en el pensar,
en la ejecución estará.

NO PUEDO
EVITAR
PREGUNTARME...

LA CHICA
DE LA PLAYA

LOS ARBOLES
NO ME DEJAN ESCUCHAR LOS PÁJAROS

ÁNGEL CAÍDO
DEL CIELO

ICH BIN EIN
BERLINER

CUANDO
SE APAGA
LA LUZ

SALVADO
POR LA
CAMPANA

Como ideas que se atraviesan
se cruzan en mi mente,
me distraen y me perturban
y no me dejan pensar.
Ideas locas e insensatas,
vienen y van sin descanso,
me hacen dudar de mí mismo
y cuestionar lo que sé.

¿De dónde salieron? No lo sé.
Pero vinieron a molestarme una vez más.
No quería verte, pero aquí estás:
pensamientos que molestan y cruzan mi mente!

Una araña ha estado viviendo allí durante semanas, atrapando moscas y otros insectos que se acercan demasiado a su red. No le molestan las personas que se sientan a la mesa; de hecho, parece disfrutar observando desde su escondite.

Érase una vez un hermoso jersey verde y su dueña. El tono de verde del jersey era suave y acogedor. Un día, mientras la dueña del suéter lo tenía puesto, vio un agujero. Trató de ignorarlo, pensó en coser el agujero, pero luego decidió no hacerlo porque le gustaba cómo le hacía sentir. Así que, en lugar de eso, aceptó su imperfección y siguió usando su querido jersey verde.

Donde quiera que miraba había gente apostando, riendo y bebiendo. Después de superar el impacto inicial, decidí dar una vuelta y ver qué me ofrecía este lugar repleto de energía. El aire era denso con el olor a cigarrillos y alcohol. Un ambiente eléctrico, podía sentir el pulso del casino latiendo en mis venas. Me dirigí a la mesa de la ruleta y observé cómo la gente hacía sus apuestas. 18 negro... luego 32 rojo... después 7 negro... ¡Todos parecían tan seguros de dónde ponían su dinero a pesar de que las probabilidades eran 50/50, en el mejor de los casos!

El olor a hierba recién cortada es una mezcla de clorofila, oxígeno y vapor de agua que puede transportarte a tu infancia en un instante. El aroma es aún más potente cuando la hierba está mojada, ya que la humedad permite que la fragancia permanezca en el aire por más tiempo. Para mí, el olor a hierba húmeda es sinónimo de despreocupación e inocencia.
Me recuerda a los días tranquilos que pasaba descansando
en el parque con mis amigos, simplemente tomando el sol y disfrutando de la compañía. Había algo en ese olor que hacía que todo pareciera perfecto; como si nada pudiera salir mal cuando estabas rodeado de él. Incluso ahora, el olor a hierba mojada todavía tiene el poder de transportarme a esos días despreocupados de mi infancia.

SONRISAS,
MIRADAS Y
PALABRAS

Es el lugar perfecto para ideas furtivas y sonrisas secretas, para palabras susurradas y miradas acaloradas. La ropa se desvanece rápidamente, aquí no hay necesidad de modestia o timidez. Aquí sólo importa el placer, en todas sus formas.

Me despierto con el sol entrando a raudales por mi ventana y no puedo evitar sentirme agradecido. Me levanto de la cama, me estiro y me dirijo a la cocina para preparar el desayuno. Cuando empiezo a cocinar, me doy cuenta de que hay algo diferente en este día. Se siente como si todo estuviera un poco más... vivo. Los colores son más brillantes, los sonidos son más nítidos; es como si estuviera viendo y escuchando cosas por primera vez. Incluso el aire parece más fresco de alguna manera. Paso la mañana maravillándome con todos los pequeños detalles que normalmente pasan desapercibidos en el día a día, a la hora de comer, estoy prácticamente llena de felicidad y asombro. Es entonces cuando me doy cuenta: que hoy es realmente un día muy especial después de todo... ¡Porque hoy es el primer día del resto de mi vida!

El observatorio de lo banal es un espacio donde la gente puede venir a conocer y observar los aspectos mundanos de la vida. Cómo observar cómo las personas se cepillan los dientes o desayunan. El objetivo del observatorio es ayudar a las personas a ver la belleza en la vida cotidiana. Todos conocemos esa sensación al despertar y darnos cuenta de que nos hemos quedado dormidos. Entonces, saltamos de la cama presas del pánico, corriendo contrarreloj para prepararnos para el día. Esta es la realidad de la vida de muchas personas. Pero, ¿y si miráramos este evento común a través de la lente de un observatorio? ¿Qué veríamos? Primero, notaríamos la forma frenética en que las personas se mueven cuando se apresuran a arreglarse. Pueden estar corriendo por su habitación, arrojándose ropa o buscando frenéticamente sus llaves. Todo se vuelve borroso mientras intentan llegar a tiempo a su destino. También veríamos las miradas de estrés y ansiedad en los rostros de las personas. Esta es una reacción común al llegar tarde o sentir que uno no tiene el control de su propio tiempo. Por último, es posible que escuchemos el sonido de alarmas, tanto de teléfonos como de relojes. Este ruido fuerte y discordante es suficiente para despertar a cualquiera y ponerlo en acción.

Nostalgia es una emoción
Como un viento que sopla en calma,
Viene y va,
Dejando atrás un reguero de recuerdos.

Falleció el pasado lunes 15 de abril a los 85 años doña Maria Luisa Gonzalez Lopez. Deja viuda a su esposo don Miguel Ángel González Alonso y sus hijos: Miguel, Luis, Antonio, Angelina y nietos. La señora Gonzalez Lopez era una mujer trabajadora y abnegada que siempre tuvo claro lo que quería en la vida; fue ama de casa dedicada por completo a su familia. Era una mujer bondadosa y cariñosa con todos los que le rodeaban, siempre dispuesta a ayudar en todo lo que pudiera. Su pasión eran las labores manuales –tejía y bordaba prendas para sus hijos– , la lectura –era gran aficionada a novelas románticas y el cine–. Era fan incondicional de James Bond desde pequeña. Doña María Luisa será recordada como una gran madre e histórica matriarca de nuestra familia; nunca faltaba un buen plato de cocido ni arroz en aquella mesa familiar donde siempre había sitio para otro más. Se nos adelanta pero su recuerdo permanecerá vivo entre nosotros para siempre.

¿Cómo podemos ser diferentes? ¿Cómo podemos ser iguales? Estas son las preguntas que rondan mi mente. La diferencia es lo que nos hace únicos, pero a veces preferimos ser iguales. Ser diferente significa destacar, ser igual quiere decir no llamar la atención. A veces queremos repetir lo que otros hacen, porque así no somos diferentes. Pero si todos fuéramos iguales, ¿cómo sabríamos quién somos?

LA LISTA DE
LA COMPRA

Estaba en el supermercado, no me había traído la lista y olvidé por completo lo que tenía que comprar. Terminé comprando un montón de cosas al azar que tenían buena pinta, y cuando llegué a casa, recordé que fui a comprar. Y nada de eso estaba en la bolsa. Ups.

¡No puedo encontrar mis calcetines! He buscado en el cajón, debajo de la cama y en la lavadora, pero no los encuentro por ninguna parte. ¿Los puse en el cesto de la ropa? No, está vacío. ¿Dónde podrían estar? Llevo media hora buscando y me estoy frustrando mucho. ¿Quizás el perro?

Un diario con entradas que giran en torno a los recuerdos, mezclados con los que podrían ser los míos o los de cualquiera pero que han sido re-escritos por un algoritmo, experiencias que retratan y exploran conceptos como la post-memoria: el recuerdo de lo que nunca vivimos y la memoria de lo que nunca viviremos, gracias al acceso a millones de fuentes compiladas y procesadas por la inteligencia artificial expuestas de manera aleatoria.